La importancia del juego de texturas en el diseño de interiores, según la neuroarquitectura

Dormitorio con ricos textiles en un proyecto de Raquel González Interiorismo

En el diseño de un espacio tenemos muy en cuenta la vista. También el olfato comienza a estar de relieve por ejemplo con velas o esencias aromáticas y otros elementos que emitan olor. Aunque, ¿por qué nos olvidamos del tacto? Es un sentido que tenemos bastante menos en cuenta, pero al que debemos dar un buen protagonismo. Para hablarnos de todo ello hemos consultado a Ana Mombiedro (www.anamombiedro.com), arquitecta y neuropsicóloga divulgadora.

Los textiles son unos perfectos aliados a la hora de aportar texturas a los interiores, como demuestra este dormitorio con interiorismo de Raquel González con cabecero tapizado con una tela de Gastón y Daniela, nórdico de Zara Home y cojines verde agua lino y caldero, de Pepe Peñalver.

Dormitorio infantil con textiles de la firma Lorena Canals

La estimulación táctil es una buena idea

La piel es nuestro órgano más grande, cumple la función de ser una barrera protectora, pero también es nuestra primera puerta con el mundo. Al nacer, es el sentido que tenemos más desarrollado, nos conecta con el mundo.

La experta revela que el sentido del tacto tiene una relación con el sentido de la visión, nuestro cerebro puede recrear sensaciones hápticas (lo que en neurociencia se refiere a lo táctil). Así, cuando somos pequeños, necesitamos hacer uso de nuestra piel para conocer el mundo.  Por eso los bebés se llevan todo a la boca, es su manera de reconocer materiales y temperaturas. Es a través de la experiencia que aprendemos a valorar aspectos hápticos de los materiales con el uso de la vista.

“No tenemos que chupar un ladrillo para reconocer su materialidad. Aunque los arquitectos somos fácilmente reconocibles por nuestra manera de acariciar los materiales… la piel nos da mucha más información que la vista”, explica Ana.

En los espacios infantiles (este cuenta con alfombra y cojines de Lorena Canals), necesitamos tener en cuenta esta necesidad de aprender que tienen los niños y las niñas cuando interaccionan con el entorno, los materiales que haya a su alcance deben contribuir a sus necesidades de conocer el mundo a través de la piel.

Ambiente se salón diseñado por Alberto Torres en el que destacan las butacas vestidas con un terciopelo en color amarillo mostaza

¡La piel no trabaja sola!

La neuropsicóloga y arquitecta nos recuerda que el tacto trabaja en colaboración con el resto de los sentidos (excepto el olfato, toda la información sensorial se encuentra en el tálamo). De modo que introducir materiales de diferentes texturas con los que se puedan interactuar resulta muy interesante como estrategia de diseño de un espacio.

“En la investigación Neurobiology of Sensation and Reward, Jay A. Gottfried recalca que las texturas suaves y aterciopeladas son fuente de confort y se asocian a interiores cálidos. De modo que incluirlas en el diseño nos puede ayudar a generar atmósferas placenteras”, afirma Ana. Por el contrario, nuestro sistema somatosensorial (que procesa información acerca de tacto, posición, dolor y temperatura) asocia las texturas rugosas con el desagrado y, según el qué medida, con el peligro. Podemos usarlas en exteriores para crear contrastes entre suave y áspero, pero son desaconsejables en interiores. La naturaleza nos da muchos ejemplos en las plantas, las suculentas y las monsteras, por ejemplo, son agradables, mientras que los cactus con pinchos nos harán saltar todas las alarmas de peligro.

En este salón, los sillones de PortobelloStreet.es se tapizan con terciopelo en color mostaza, en uno de los últimos proyectos de interiorismo y decoración de Alberto Torres.

Sillón de Sandon modelo 'Siesta'

Lo que nos agrada

El interés de lo táctil radica en que nos ofrece mucha información sobre nuestro entorno, no únicamente acerca de la superficie, es un sentido muy rico porque tenemos muchos receptores diferentes y podemos conocer la temperatura, la presión que ejercemos sobre un objeto o él en nosotros (como la cama o el sofá), ¡hasta la vibración!

Nos encantan las piezas mullidas (la de la imagen es la butaca ‘Siesta’ de Sandon), las alfombras gruesas, las texturas suaves y, como ya hemos comentado, preferentemente lisas mejor que las rugosas.

Salón proyectado por el estudio nórdico Norm Architects

Vestir la casa en cada época del año

Las estaciones del año van a marcar qué textiles deseamos en el hogar: en verano los queremos fresquitos, mientras que en invierno funcionan bien los que ‘abrigan’.

¿Qué propone Ana? Que en los meses fríos en el dormitorio apostemos por los terciopelos, las mantas tupidas, los cojines grandes… Mientras que en los cálidos convienen las telas sedosas y más vaporosas y livianas, como los linos y con cojines de menor tamaño

Del mismo modo, el salón que en invierno acompañamos con pesadas mantas de lana, en verano deberemos poner a lo sumo un plaid ligero de algodón. Y en exterior triunfan mucho las hamacas, por esa sensación como de que te abrazan.

Dormitorio estiloso con sábanas de gran calidad de la firma italiana Dalfilo, en un elegante azul petróleo

Nos encanta el cambio

La arquitecta comenta que nos aburre mantener los interiores siempre iguales, nos apasiona modificarlos. Se explica por el hedonic bias (o sesgo hedónico), pues nuestro cerebro se acostumbra a los elementos que componen nuestro espacio y los elimina del registro sensorial, así que es como que dejamos de verlos. Imaginemos que estrenamos una mesita tronco en el dormitorio y nos enamora su estética y textura, pasado cierto tiempo no sigue cautivándonos con la misma fuerza. “Sucede con todo: con sonidos, con objetos, con colores… Es una adaptación que hace nuestra mente, por eso lo material nunca te va a hacer feliz”, remarca.

Bien, reconozcamos que normalmente prestamos atención a lo novedoso, así, podemos renovar ciertos textiles por temporadas (otoño/invierno y primavera/verano), pero lógicamente no toda la decoración de la casa. Un consejo es cambiar las sábanas entre una y dos veces por semana, porque limpias tienen una textura más agradable que cuando ya están más usadas. Las de la imagen en azul petróleo son de la firma italiana Dalfilo, confeccionadas en algodón 100% y con 210 hilos.  

Comedor diseñado por RQH Studio. volcado al jardín, en una casa en Logroño

Calidez en cada pisada

La neuroarquitectura en la actualidad no tiene información acerca de lo que está pasando en nuestra piel, salvo conocer la llamada respuesta galvánica, es decir, los cambios de temperatura. Un ejemplo es que un estímulo que emocionalmente te agita emite una respuesta de calor.

Otro aspecto que Ana quiere señalar acerca del sentido del tacto es que no solo debemos contemplarlo con las manos, sino con todo el cuerpo. Por ejemplo, resulta muy placentero cuando el suelo invita a ir descalzo por la casa con una temperatura confortable en la planta de los pies.  

En el comedor de la propuesta, en una casa en la capital riojana, Logroño, el interiorista Rober Quiñones-Her decide instalar suelo de madera y, para delimitar este espacio del salón, una alfombra de la firma Kaymanta.

Dormitorio en una vivienda en el Pirineo catalán, diseño de Borrós Interiorismo

Claves para priorizar el sentido del tacto en los hogares

La arquitecta y neuropsicóloga divulgadora propone, antes de aplicar un diseño en los hogares que dé más peso al tacto, estudiar bien a cada usuario que va a residir en esa vivienda. ¿El motivo? Conociendo bien a la persona tendrás datos acerca de cómo se relaciona con el mundo. Es de gran interés tener en cuenta activamente qué aspectos del espacio construido le aporta confort, qué texturas asocia al bienestar.

Ana propone consultarlo directamente. También instiga a utilizar referencias que aludan a su memoria, por ejemplo, para una persona originaria de los Pirineos puede ser idóneo reproducir las texturas propias de sus paisajes, como ocurre en este dormitorio de una casa situada en Bolvir, una localidad de montaña catalana, donde Borrós Interiorismo cubre la pared con de fibras naturales (de Mark Alexander), viste la cama con cálidos elementos textiles (de Zara Home) e incluso ofrece un guiño local, gracias a las dos raquetas de nieve antiguas que decoran la pared.

Si se trata de una pareja, habrá que llegar a una entente entre los gustos de ambos e incluso, si se puede, crear espacios privados para cada miembro de esta.

Oficina en casa diseñada por Lourdes Treviño de Freehand Arquitectura en la que tiene gran presencia la madera

Ojo, lo que nos gusta hay que aplicarlo con mesura

“Hay un estudio japonés que explica que el mayor confort visual y, por extensión también táctil, lo proporciona cuando en una estancia interior hay alrededor de un 60% de madera. Más puede producir agobio y menos, no ser suficiente”, explica la experta. En este despacho doméstico ideado por  Lourdes Treviño, de Freehand Arquitectura, es aproximadamente el porcentaje empleado, teniendo en cuenta que hasta los techos son de madera.

La colección 'Majestic Nights' de Lladró se fabrica en porcelana y está compuesta por una caja que contiene cuatro platos, una vela, un difusor de incienso y una lámpara inalámbrica

Los materiales predilectos

Ana explica que, por regla general, teniendo en cuenta el aspecto táctil nos gustan los materiales cuya temperatura cambia. “Por eso nos desagrada el plástico, que apenas cambia de temperatura a no ser que vertamos agua caliente”.

Así, nos gustan un sinfín de materiales: cerámicas, maderas, piedras, vidrios, pieles, metales… En la propuesta la colección de Lladró ‘Majestic Nights’, elaborada en porcelana.

Paneles en 3D en el espacio de Bang & Olufsen en Casa Decor 2024, diseñado por Estudio Alegría

Furor por los paneles en 3D

Los relieves cumplen muchas funciones y no solo visuales (con sus atractivas luces y sombras) sino también táctiles, gracias a la suavidad. Ana añade que además funcionan muy bien acústicamente, porque absorben el sonido. De ahí que no le extrañe que los paneles en 3D estén de tendencia en los interiorismos actuales.

En la presente edición de Casa Decor Estudio Alegría crea en el salón para Bang & Olufsen y en una de las paredes diseña un acabado dentado muy estimulante para los sentidos, un paño que está revestido con paneles de Alvic.  

Pero es que incluso en el pavimento podemos aportar texturas, por ejemplo, en el baño: con un suelo de piedrecitas con agua fría antes de entrar en la ducha (algo típico en los spas que se puede aplicar en el hogar). ¡Diseño biofílico puro! Y es que la naturaleza siempre es una buena fuente de inspiración.

Cocina roja en una casa en el pueblo reformada por  Ángel Mombiedro, de Armombiedro Studio

Diseño multisensorial

Ana propone que “a la hora de diseñar, igual que tenemos una paleta cromática, deberíamos hacer una paleta de texturas para saber cómo funciona el tacto en los distintos espacios de la casa“. A ellas se puede sumar una paleta de olores, otra visual… Así tenemos un diseño ajustado a los gustos del usuario para todos los sentidos. Eso es lo que se ha hecho en la casa de campo de la que vemos la cocina, un diseño de Ángel Mombiedro, de Armombiedro Studio.

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